Aprender de grandes: nunca es tarde para volver a empezar


 En los años 40, el célebre G. H. Hardy escribió que la matemática "es un juego para jóvenes". Algo parecido se piensa sobre la capacidad de aprender: que sólo gozamos de ella en las primeras décadas de la vida. Pero así como varios ejemplos refutan la advertencia de Hardy, numerosos estudios están dando por tierra con la segunda afirmación.

"No sé de dónde salió esa idea, pero es un mito", subraya el neurocientífico argentino Roberto Cabeza, que trabaja en el Centro de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Duke, Estados Unidos, precisamente en memoria y envejecimiento.

"Hay factores por los cuales se reduce la flexibilidad del cerebro con la edad, pero hay otros que facilitan el aprendizaje", afirma Cabeza, que estuvo en Buenos Aires para participar en el reciente Seminario Internacional en Envejecimiento, organizado por el Hospital Italiano. Además, suma: "Un hecho bien conocido es que el registro de nueva información es mucho más eficaz cuando existen conocimientos relacionados y que éstos moderan los efectos de la edad. Es cierto que la rapidez de los procesos cognitivos decrece con los años, pero como la experiencia aumenta... Dentro de esas áreas donde uno se especializa o tiene interés, como los hobbies, el conocimiento acumulado es más poderoso que la edad". Y cita como ejemplo que si alguien que no sabe nada de pájaros ve un ave y escucha su nombre, es probable que se lo olvide muy rápidamente; pero el que ya aprendió mucho sobre ellas puede retener esa información muy rápidamente.